¿Te has preguntado alguna vez qué sucede cuando una empresa no puede pagar sus deudas e entra en insolvencia?
En el complejo mundo del derecho y las finanzas, los créditos ordinarios y subordinados desempeñan un papel fundamental. Si eres estudiante de derecho, es crucial comprender estos conceptos, ya que te ayudarán a navegar por el intrincado laberinto de las disputas financieras y las reestructuraciones empresariales, y del orden de pagos.
¿Qué son los créditos ordinarios y subordinados? Los créditos ordinarios y subordinados son categorías de deudas que una empresa o entidad debe a diferentes acreedores. Cada una de estas categorías tiene un estatus legal y prioridad de pago diferente en caso de que la empresa enfrente dificultades financieras.
Imagina este escenario: una empresa se declara en concurso y sus activos se liquidan para pagar a sus acreedores. Los créditos ordinarios tienen prioridad para ser pagados con los activos disponibles, mientras que los créditos subordinados deben esperar su turno. Pero eso es solo el principio.
En este artículo, exploraremos en detalle los créditos ordinarios y subordinados en España, analizando sus diferencias clave, su impacto en situaciones de insolvencia y cómo el derecho español aborda estas cuestiones. ¡Prepárate para desentrañar el complejo mundo de las finanzas y el derecho!
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Indice de Contenidos
ToggleCréditos Ordinarios
Imagina este escenario: una empresa se enfrenta a dificultades financieras y debe pagar deudas a múltiples acreedores. Entre estos, se encuentran los créditos ordinarios, una categoría fundamental en el complejo mundo de las finanzas y el derecho.
Los créditos ordinarios son aquellos que no tienen la clasificación de créditos privilegiados o subordinados según el artículo 269 del Texto Refundido de la Ley Concursal (TRLC).
Pero, ¿cómo funcionan exactamente los créditos ordinarios y qué tipos principales existen?
¿Cómo funcionan los créditos ordinarios?
Los créditos ordinarios representan una amplia gama de deudas, y su característica distintiva es que no tienen ningún bien asociado como garantía.
En otras palabras, no están respaldados por activos específicos de la empresa deudora. Esta categoría abarca la mayoría de las deudas que se contraen con bancos y entidades financieras, así como otras obligaciones financieras.
En el contexto de un proceso concursal, conocido vulgarmente, aunque la ley no lo llame, así como quiebra, de la empresa deudora, los créditos ordinarios se ubican en un nivel intermedio de prioridad de pago. Antes de que estos créditos sean satisfechos, se pagarán primero los créditos privilegiados, si los hay.
Principales créditos ordinarios
Es fundamental comprender los principales tipos de créditos ordinarios, ya que su naturaleza y plazos de prescripción pueden variar significativamente. Aquí tienes algunos ejemplos clave:
1. Préstamos Personales: Estos préstamos son solicitados por individuos a bancos o entidades financieras para diversos fines, como gastos puntuales o imprevistos.
La deuda por un préstamo personal prescribe después de 5 años, a menos que el acreedor haya solicitado el pago por escrito o el deudor haya reconocido explícitamente la deuda, lo que reiniciaría el período de prescripción.
2. Tarjetas de Crédito: Ampliamente utilizadas en todo el mundo, las tarjetas de crédito acumulan deudas que deben pagarse en plazos determinados, junto con los intereses correspondientes.
En España, las deudas de tarjetas de crédito prescriben después de 5 años, aunque antes de 2015 el plazo era de 15 años.
3. Préstamos Preconcebidos: Estos préstamos son otorgados por los bancos a sus clientes como un servicio adicional, sin que el cliente haya hecho una solicitud específica. Están sujetos a plazos y condiciones específicos.
4. Facturas: Las facturas, ya sean de servicios o suministros, tienen un período de tiempo específico para ser canceladas y se consideran créditos ordinarios en caso de impago.
5. Seguros: Los seguros de salud, vehículos, hogar y otros tipos también pueden ser pagados en cuotas y se consideran créditos ordinarios si no se cumplen los plazos de pago.
6. Deudas con Proveedores: Si una empresa debe pagar a sus proveedores por la compra de materiales o la prestación de servicios, estas deudas se consideran créditos ordinarios.
7. Préstamos Financieros Online: Los préstamos rápidos ofrecidos por bancos y entidades financieras en línea también entran en la categoría de créditos ordinarios.
8. Microcréditos: Estos son préstamos de pequeño importe otorgados a personas o grupos que no tienen garantías suficientes para acceder a otros tipos de financiamiento.
9. Reunificaciones de Deuda sin Garantía Hipotecaria: En este caso, todas las deudas de una persona se unifican en una sola deuda que se paga en cuotas mensuales. Esta modalidad puede generar nuevos intereses y plazos de pago.
Es importante destacar que los créditos ordinarios son una categoría amplia y diversa, y cada tipo de crédito puede tener plazos de prescripción y condiciones de pago específicas.
¿Dónde se regula y en qué orden se pagan?
Los créditos ordinarios se regulan en el artículo 269.3 del TRLC, que establece que son aquellos que no tienen la consideración de créditos privilegiados o subordinados. En caso de un proceso concursal, los créditos se pagarán en el siguiente orden de prioridad:
1. Créditos Privilegiados: Estos se satisfacen primero, y pueden ser créditos con privilegio especial o general.
2. Créditos Ordinarios: Después de los privilegiados, se procede al pago de los créditos ordinarios.
3. Créditos Subordinados: Por último, se atienden los créditos subordinados.
Es importante entender esta jerarquía de pago, ya que determina cuándo y en qué medida los acreedores recibirán sus pagos en situaciones de insolvencia empresarial.
Ahora que ya sabes esto veamos el otro concepto del día de hoy los subordinados.
Créditos Subordinados
Has comprendido los créditos ordinarios y su lugar en el proceso concursal, pero, ¿qué ocurre con los créditos subordinados?
Estos créditos, como su nombre indica, ocupan una posición inferior en la jerarquía de pago en comparación con los créditos ordinarios, y se satisfacen después de que estos últimos hayan sido íntegramente abonados (artículo 435 del TRLC).
¿Cómo funcionan los créditos subordinados?
Los créditos subordinados se encuentran detalladamente regulados en el artículo 281 del TRLC, que enumera las categorías de créditos subordinados y establece un orden de prelación en su pago.
A continuación, exploraremos las principales categorías de créditos subordinados y su orden de pago:
1. Créditos Clasificados como Subordinados por la Administración Concursal o Resoluciones Judiciales:
Cuando la administración concursal realiza una comunicación extemporánea o las resoluciones judiciales determinan que ciertos créditos deben ser subordinados, estos ocupan el primer lugar en la lista de prelación de pago entre los créditos subordinados.
2. Créditos por Pacto Contractual:
Algunas deudas son consideradas subordinadas por pacto contractual, lo que significa que, según los acuerdos establecidos, se deben pagar después de otros créditos.
3. Créditos por Recargos e Intereses:
Los recargos e intereses, incluidos los moratorios, se consideran créditos subordinados. Sin embargo, los créditos con garantía real se pagan antes que estos intereses, hasta donde llegue la garantía.
4. Créditos por Multas y Sanciones Pecuniarias:
Las multas y otras sanciones de carácter pecuniario también se incluyen en la categoría de créditos subordinados.
5. Créditos de Personas Relacionadas con el Deudor:
Aquí se establecen excepciones importantes:
– Los créditos por alimentos que vencieron antes de la declaración de concurso se consideran créditos contra la masa, de acuerdo con el artículo 242.1.3.º del TRLC.
– Los créditos por salarios, indemnizaciones o capitales coste de seguridad social y recargos sobre prestaciones, con privilegio general según el artículo 280 del TRLC, se consideran créditos ordinarios cuando el concursado es una persona natural.
6. Créditos de Socios y Personas Relacionadas con el Deudor:
Los créditos de los socios que responden personal e ilimitadamente de las deudas sociales y aquellos en los que los socios tienen participación en el capital de la sociedad concursada también se consideran subordinados en ciertos casos.
7. Créditos Derivados de Rescisión Concursal:
Los créditos resultantes de la rescisión concursal, cuando se demuestre que una de las partes actuó de mala fe en el acto impugnado, se incluyen en esta categoría.
8. Créditos Derivados de Contratos con Obligaciones Recíprocas:
Cuando el incumplimiento reiterado de un contrato de financiación o de adquisición de bienes perjudica el interés del concurso, los créditos derivados de estos contratos se consideran subordinados.
¿Dónde se regula?
La regulación de los créditos subordinados se encuentra en el artículo 281 del TRLC. Este artículo proporciona una visión clara de las diferentes categorías de créditos subordinados y establece el orden de prelación en el pago de estos créditos.
Es fundamental tener en cuenta que los créditos subordinados ocupan una posición significativamente inferior en la jerarquía de pago durante un proceso concursal.
Comprender esta jerarquía es esencial tanto para los acreedores como para las empresas deudoras, ya que afecta directamente a cuándo y en qué medida los acreedores recibirán sus pagos en situaciones de insolvencia empresarial.
Diferencias Clave
En el mundo de las finanzas y el derecho concursal, las diferencias entre los créditos ordinarios y subordinados son de suma importancia. Estas diferencias se centran en el orden de prioridad en el pago durante un proceso de insolvencia. Aquí desglosamos las principales distinciones:
1. Orden de Pago: Prioridad Fundamental
La distinción más significativa entre los créditos ordinarios y subordinados radica en el orden de prioridad en el pago.
Los créditos ordinarios tienen prioridad sobre los subordinados, lo que significa que deben ser satisfechos primero antes de que los subordinados reciban cualquier pago. Si quieres saber más clica aqui
Esta jerarquía se encuentra definida en el artículo 435 del Texto Refundido de la Ley Concursal (TRLC) de España.
2. Tipos de Créditos Subordinados
Los créditos subordinados abarcan diversas categorías. Algunos de estos créditos son comunicados a la administración concursal fuera del plazo establecido para ello.
Otros se consideran subordinados por acuerdo contractual, es decir, según los términos de un contrato específico. También entran en esta categoría los créditos derivados de intereses o créditos moratorios, aunque con excepciones cuando están respaldados por garantías reales. Además, los créditos de personas que hayan actuado de mala fe también se clasifican como subordinados.
3. Créditos Ordinarios: Categoría Predominante
Todos los créditos que no se ajusten a las categorías de créditos privilegiados o subordinados se consideran ordinarios.
Estos créditos ocupan una posición más elevada en la jerarquía de pago en comparación con los subordinados, lo que significa que tienen una mayor probabilidad de recibir pagos durante un proceso de insolvencia.
4. Importancia en Insolvencia Empresarial
La comprensión de estas diferencias es crucial tanto para los acreedores como para las empresas en situaciones de insolvencia empresarial.
Los acreedores deben tener claridad sobre la probabilidad de recuperar sus inversiones, y las empresas deudoras necesitan considerar cómo gestionar y satisfacer estas distintas categorías de deudas en medio de dificultades financieras.
En resumen, las diferencias clave entre los créditos ordinarios y subordinados radican en el orden de prioridad en el pago durante un proceso concursal. Los créditos ordinarios tienen prioridad y se satisfacen antes que los subordinados, que abarcan diversas categorías y ocupan una posición inferior en la jerarquía de pago. La comprensión de estas distinciones es esencial para todas las partes involucradas en procesos de insolvencia empresarial en España.
La Ley de Segunda Oportunidad en España y su Relación con los Créditos Ordinarios
¿Qué es la Ley de Segunda Oportunidad?
La Ley de Segunda Oportunidad se erige como una vía esperanzadora para aquellas personas que se encuentran atrapadas en un mar de deudas y enfrentan la insolvencia económica.
En su esencia, esta ley ofrece una oportunidad para reestructurar y, en algunos casos, eliminar el pago de deudas, brindando un respiro a quienes se ven agobiados por las obligaciones financieras. Esta pensada para personas físicas, particulares.
Esta legislación nació como una respuesta necesaria tras una revisión profunda de la Ley Concursal española, con el objetivo de abordar situaciones económicas críticas que se han vivido en el país.
El Texto Refundido de la Ley Concursal (TRLC) establece las regulaciones y armonizaciones que propician un tratamiento más equitativo en los procesos entre deudores y acreedores, y allí surge la posibilidad de otorgar una segunda oportunidad a quienes cumplen ciertos requisitos.
¿cómo afecta a los Créditos Ordinarios?
En relación con los créditos ordinarios, la Ley de Segunda Oportunidad se convierte en un salvavidas financiero. Este mecanismo fue incorporado en España en 2015, siguiendo regulaciones europeas.
Si una persona enfrenta deudas derivadas de créditos ordinarios, como préstamos personales, tarjetas de crédito, microcréditos, facturas o deudas con proveedores, esta ley puede aplicarse en su beneficio.
La revisión de la Ley de Segunda Oportunidad en 2022 consolidó su alcance y clarificó su aplicación en casos de deudas comunes.
También se extendió su cobertura a deudas hipotecarias y aquellas con entidades como Hacienda y la Seguridad Social, siempre que no superen los 10.000 euros.
En resumen, la Ley de Segunda Oportunidad se presenta como una herramienta valiosa para aquellos que enfrentan la asfixia financiera a causa de deudas ordinarias. Esta legislación, basada en el TRLC y las regulaciones europeas, permite a individuos en situación de insolvencia reestructurar sus deudas y, en algunos casos, liberarse de su carga financiera. Con ello, se ofrece una oportunidad real de recuperación económica y un alivio a quienes se encuentran atrapados en la maraña de deudas de créditos ordinarios.
Ejemplos Prácticos: Entendiendo Créditos Ordinarios y Subordinados en la Vida Real
Para una comprensión más profunda de la diferencia crucial entre créditos ordinarios y subordinados, exploraremos dos casos de estudio realistas:
Ejemplo 1: María y su Préstamo Personal (Crédito Ordinario)
María, una joven emprendedora, decidió comenzar su propio negocio. Para financiarlo, solicitó un préstamo personal a un banco local. El banco, confiando en su plan de negocios, le otorgó el préstamo sin requerir garantías. Esta deuda se clasifica como un crédito ordinario.
Explicación: El préstamo personal de María se considera un crédito ordinario porque no está respaldado por ningún activo o garantía específica.
En caso de que María se enfrente a dificultades financieras y entre en un proceso concursal, su deuda se clasificaría como ordinaria y se pagaría después de los créditos privilegiados, pero antes que los subordinados.
Ejemplo 2: Juan y su Crédito Subordinado
Juan es un inversor experimentado que participa en el mercado de valores. Hace unos años, compró acciones en una empresa que finalmente entró en un proceso de quiebra. Como accionista, Juan tenía derechos sobre los activos restantes de la empresa después de pagar a los acreedores. Sin embargo, estos activos no eran suficientes para cubrir todas las deudas pendientes.
Explicación: Las acciones de Juan representan un crédito subordinado en el contexto de la quiebra de la empresa.
Esto se debe a que, en una situación de insolvencia, los accionistas se consideran los últimos en la fila para recibir pagos después de que se hayan satisfecho los créditos privilegiados y ordinarios. En este caso, a Juan le quedó una parte mínima del valor de sus acciones después de pagar a los otros acreedores, lo que ilustra claramente la naturaleza subordinada de su crédito.
Ejemplo 3 Intereses de un Préstamo Personal (Crédito Subordinado)
Imagina a Carlos, un joven profesional que hace unos años solicitó un préstamo personal sin garantía real para renovar su hogar. Este tipo de préstamo no estaba respaldado por ningún activo específico, como una casa o un automóvil. Carlos pagó regularmente las cuotas de su préstamo y los intereses asociados.
Sin embargo, debido a un inesperado revés financiero, Carlos se encuentra en una situación en la que se declara en quiebra. Como parte del proceso concursal, los activos disponibles se utilizarán para pagar las deudas pendientes, pero no hay suficiente dinero para cubrir todas las obligaciones.
Explicación: En este escenario, los intereses acumulados en el préstamo personal de Carlos se considerarían un crédito subordinado. Aunque Carlos tenía la intención de pagar estos intereses y lo hizo durante un tiempo, no tenía una garantía real respaldando esta deuda.
Por lo tanto, los intereses pendientes se pagarían después de los créditos ordinarios y privilegiados, como las deudas hipotecarias o las deudas con garantía real.
Estos ejemplos ilustran cómo los créditos ordinarios y subordinados se manifiestan en la vida real.
Conclusiones
En este artículo, hemos explorado el mundo de los créditos ordinarios y subordinados en España, un tema de gran relevancia para estudiantes de derecho y cualquier persona interesada en las finanzas y las leyes financieras. Aquí hay una breve recapitulación de los puntos clave:
Créditos Ordinarios:
Los créditos ordinarios son aquellos que no tienen una clasificación especial como privilegiados o subordinados.
Incluyen una amplia variedad de deudas, desde préstamos personales hasta facturas pendientes.
En caso de insolvencia, estos créditos se ubican en una posición intermedia en el orden de pago, después de los privilegiados pero antes de los subordinados.
Créditos Subordinados:
Los créditos subordinados se consideran de menor prioridad en el orden de pago en situaciones de insolvencia.
Incluyen deudas que, por varios motivos, se ubican detrás de otros créditos en la fila para recibir pagos.
Algunos ejemplos de créditos subordinados son aquellos comunicados tarde a la administración concursal o los intereses moratorios en préstamos sin garantía real.
En resumen, comprender la diferencia entre créditos ordinarios y subordinados es esencial para navegar por el sistema legal y financiero en España.
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Jurista apasionado del Derecho Público y la Filosofía del Derecho, mi objetivo aquí es acercarte el derecho de forma sencilla y cotidiana
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